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Humanización en la UCI

Control del Ruido Ambiental y Orientación Temporo-Espacial
con el soporte de la Fundación UNICAJA

 

 

EXPAUMI

Coordinadores científicos del Proyecto de Investigación

 

Pilar Lara Domínguez

  • Enfermera-Coordinadora de UCI HU VV

 

María Victoria de la Torre Prados

  • Médico intensivista, Exdirectora UGC de Críticos HUVV, Socia fundadora de EXPAUMI y Profesora de la UMA

Justificación del proyecto

La Organización Mundial de Salud (OMS), considera el ruido ambiental un tema de salud pública importante. Desde los años 80, se ha preocupado por los efectos del ruido y ha elaborado guías y protocolos para entender y estudiar el ruido urbano y los efectos que este produce sobre la salud con la intención de buscar soluciones a este problema y reducirlo en la medida de lo posible.

Si extrapolamos los efectos del ruido al ámbito hospitalario, y más concretamente a una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), las medidas a tomar para reducirlo o evitarlo deben ser más exigentes, puesto que las personas que se encuentran ingresadas en estas áreas, pueden agravar más su situación crítica existente.

El ruido, puede tener efectos negativos tanto a nivel fisiológico como psicológico en la salud de las personas. Entre los efectos más perjudiales, señalar las alteraciones de sueño, desanimo, disminución del rendimiento, interferencia en la comunicación y realización de las actividades de la vida diaria, aumento de la tensión arterial (TA) y frecuencia cardiaca (FC), vasoconstricción periférica,  aumento de noradrenalina (NA) y adrenalina, posible aumento de cortisol.

La OMS destaca como efectos adversos del ruido sobre la salud a nivel de la audición y el sueño. El ruido no debe sobrepasar los 30 dB para un buen descanso nocturno sin interferencias, la normalidad de las funciones fisiológicas, una buena salud mental, un buen rendimiento, un buen desarrollo de la vida social y conducta.

La OMS describe algunos efectos que produce el ruido en hospitales, en los subgrupos que denomina “vulnerables”, recomienda que el rango de decibelios esté entre 30 a 40 decibelios (dB).

 Florence Nightingale, ha señalado a su vez que los ruidos continuos, resultaban menos molestos que los intermitentes o repentinos, y resaltaba el beneficio de la música continua en los pacientes.

Las características que presentan las personas ingresadas en la UCI, son muy particulares. Se encuentran bastante enfermas, en estado crítico, aisladas de sus familiares, en un lugar desconocido y frío para ellas, rodeados de maquinarias complejas y con movilidad reducida por tener catéteres y por su propia situación de enfermedad. De ahí que sean mucho más sensibles a todo lo que ocurre a su alrededor, por su situación de alerta constante debido a la incertidumbre que les genera su enfermedad. Esta situación de alerta, les lleva a ser más receptivos a los ruidos que se producen a su alrededor, ya sean conversaciones del personal, producidos por la maquinaria, porrazos, portazos,…; afectándoles negativamente sobre su recuperación, de ahí la importancia de reducirlos o evitarlos.

En estas unidades, el enfermo no puede distinguir bien si es de día o de noche debido a la mayoría de los casos a la existencia de luces artificiales en la unidad, lo que provoca mayor desorientación y a su vez, que el sueño se vea alterado; los enfermos duermen por el día y esto hace que se produzcan desórdenes en el descanso nocturno. Es imprescindible promover un buen descanso nocturno, propiciando un ambiente adecuado, estructurando las intervenciones por parte del personal médico y de enfermería durante la noche, incidir en mantener conversaciones alejadas de los enfermos y con tono bajo de la voz.

En definitiva, conseguir que el ambiente de la unidad sea el más adecuado posible para que el paciente pueda descansar. El no dormir puede conllevar los efectos negativos descritos y afectar física y psicológicamente al enfermo, retrasando su recuperación.

Los estresores que normalmente suelen identificar los pacientes que han estado ingresados en la UCI, son el propio hecho de estar ingresados en la unidad, el ambiente de la unidad, los ruidos, luces artificiales, cables, maquinarias, situaciones de emergencia que suceden a su alrededor, disposición de las camas (condición que les puede hacer estar más expuestos al ruido), etc.

Por este motivo, es necesario que se disminuyan las posibles causas de estrés en estos enfermos o disminuirlo en la manera de lo posible.

Los hospitales, entrarían dentro de las áreas específicas de sensibilidad acústica especial, donde se debe prestar mayor atención al control del ruido. Entre las recomendaciones de la OMS, encontramos que los niveles de ruidos en los hospitales, no deberían de sobrepasar los 40 dB durante el día y los 35 dB durante la noche, manteniendo estos niveles para áreas más específicas de los hospitales como las UCIS o la unidad de neonatos, donde los valores deben ser iguales a estos o los más bajo posible.

Los ruidos que sufren estos enfermos de UCI serían las alarmas de los monitores, de las bombas, de los respiradores, de las Terapias de Depuración Extracorpórea, de los aparatos de aspiración, del burbujeo del humidificador de oxígeno, además de los derivados del trabajo de los profesionales.

Ya en el año 2013 en el HUVV de Málaga, un análisis del nivel de satisfacción del usuario sobre la asistencia sanitaria recibida en la UCI en una muestra de 120 pacientes mostró que el ruido ambiental era una de las causas más frecuente de queja de pacientes y familiares. Se realizó una evaluación del nivel del ruido ambiental. Posteriormente tras una fase de intervención bajó sólo un 5% el nivel de decibelios registrado pero continuaba por encima de las recomendaciones de la OMS.

Favorecer la Cultura del Silencio en la UCI ayudaría a mejorar el nivel de satisfacción asistencial. La vulnerabilidad es fruto del factor físico y del aspecto psíquico-mental y, el silencio podría ser un factor clave en el grado de percepción del bienestar integral de la persona-paciente y de los profesionales que desarrollan sus tareas asistenciales en la UCI.

Nos planteamos en esta nueva fase, un estudio mantenido en el tiempo donde a través de unos sensores sensibles al ruido (Sonómetros en forma de Orejas) ayude a mantener el silencio en el área de la UCI del HUVV junto a otras estrategias, como es la orientación temporo-espacial (relojes, calendarios), los horarios flexibles en la visita de los familiares ajustados al perfil y situación del paciente, y el acompañamiento familiar antes y durante el fallecimiento del paciente ingresado en la UCI. Como herramientas de ayuda dispondríamos de los sonómetros en forma de orjes y el fomento de la cultura del silencio con un check list para fomentarla.

Conseguir reducir el ruido ambiental, no sólo beneficiaría a los pacientes críticos, sino que a su vez, mejoraría el entorno laboral del personal sanitario y el ambiente general en los hospitales, motivo de impulsar este estudio y de responder a la pregunta:

¿Es posible un cambio hacia la Humanización en UCI con la introducción de una herramienta que mide, monitoriza y gestiona el ruido ambiental junto a disponibilidad de otras estrategias basadas en el ritmo circadiano, como relojes, calendarios y cambios en visitas de familiares con acompañamiento en estancias prolongadas o fallecimientos de  los pacientes?

Sonómetros colocados en los modulos.

Sonómetro 1 se visualiza el número de decibelios sensados

Sonómetro 2

Sonómetro 3 

Check-list de control de ruido y luz ambiental en UCI

a) Ofrecimiento del Uso de tapones en oidos
b) Ajuste de las Alarmas de los monitores
c) Ajuste de las Alarmas de los respiradores
d) Ajuste del Volumen de las alarmas de las bombas de infusión
e) Desconexión del sistema de aspiración
f) Tiempo de silencio o tranquilo consensuado por el equipo asistencial
g) Cierre de puertas de los módulos
h) Apertura controlada de las puertas de entrada y salida de la UCI
i) Revisión estado de ruedas de sillas y carros
j) Fomento de la cultura de silencio ambiental conversaciones con tono de voz bajo.
k) Carteles recordatorios con mensajes sobre la cultura de silencio
h) Ofrecimiento de Antifaz al paciente
i) Monitorización activa de las constantes vitales en función de la estabilidad del paciente